Somos testigos de que la lógica del mundo cambió para siempre. Las economías han girado hacia fuentes de energía no contaminantes cada vez más baratas, al tiempo que la rentabilidad del petróleo va de caída y será cada vez menor.

Sabemos que el cambio climático es una realidad demostrada por la ciencia, y que hoy nos castiga la producción y las poblaciones. No queremos sequías más prolongadas en el Pacífico, inundaciones más severas en el Caribe y ciudades colapsadas en el Valle Central.

Ante algunas voces de pequeños grupos que desean que el país perfore su suelo e invierta en las tecnologías contaminantes del siglo anterior, hoy reafirmamos nuestro compromiso por una Costa Rica mejor: sin exploración ni explotación de hidrocarburos.

Al mismo tiempo, instamos a todas las organizaciones a que se identifiquen con esta causa. A abrazarla, unirse, activar sus redes y a levantar la voz por el modelo de país que nos ha dado y nos seguirá dando prosperidad.

¿QUIÉNES SOMOS Y EN QUÉ CREEMOS?

¡Somos muchos! Somos organizaciones con la certeza de que el principal motor de la economía es nuestra marca-país.

Costa Rica es potencia mundial en energía renovable y sostenibilidad. Logramos duplicar la cobertura boscosa al mismo tiempo que triplicamos el producto interno bruto. Nos convertimos en los líderes mundiales en turismo sostenible gracias a un sistema de áreas protegidas libres de riesgos ambientales.

Nuestra economía se beneficia todos los días de la innovación, los altos estándares de calidad y la atracción exitosa de inversiones.  Renunciar a nuestra marca a nivel mundial sería un gran error. Extraer gas y petróleo sería atentar contra un modelo de negocios que genera gran riqueza y darle un golpe bajo a la economía en momentos de crisis.

La reactivación que tanto necesita Costa Rica debe hacerse reimpulsando la diversificación económica limpia, aprovechando toda la capacidad instalada construida durante décadas y profundizando su modernización. No promoviendo una actividad cuyos beneficios (si es que los hubiera) siempre se quedan en pocas manos. No podemos ni debemos retroceder.

Somos empresas que entendemos que la lógica de la economía mundial cambió para siempre. La rentabilidad y seguridad financiera de inversiones en el área de hidrocarburos ha caído de manera palpable en la última década. Esto ha quedado aún más claro en el mundo post Covid-19: importantes fluctuaciones y la caída del precio del petróleo han causado enormes pérdidas a empresas petroleras privadas y estatales. En este momento, invertir en la industria de extracción de hidrocarburos significa enormes riesgos económicos y fiscales.

Los costos de producción de las fuentes renovables de energía actualmente son menores que los de las energías basadas en combustibles fósiles, al tiempo que la transformación del transporte avanza a grandes pasos.

Esta tendencia se acelerará: las medidas de estímulo en Europa y China se centran en la promoción de inversiones de energía limpia a largo plazo. El nuevo gobierno de EEUU anunció una decidida transición energética, nuevas medidas de estímulo y un curso irreversible hacia emisiones netas cero. Debemos tomar medidas de recuperación que sean sostenibles en el tiempo y económicamente favorables para nuestro país.

Somos familias que entendemos que no hay economía posible sin salud y sin un ambiente sano. Actualmente la contaminación de suelos, agua y aire causa el 15% de las muertes en Costa Rica.

Además del gran drama humano, los gastos para el país son multimillonarios y crean una presión innecesaria sobre nuestro sistema de salud. Estudios recientes también han identificado un ligamen entre la contaminación atmosférica, las enfermedades pulmonares y un mayor riesgo de mortalidad ante el virus del Covid-19.

No existe una economía moderna y resiliente, ni una población sana y segura, sin un medio ambiente protegido. No debemos invertir en perforar nuestros suelos para la extracción de fuentes de energías contaminantes.

Somos ciudadanos que no queremos sequías más prolongadas en el Pacífico, inundaciones más severas en el Caribe y ciudades colapsadas en el Valle Central. El cambio climático es una realidad demostrada por la ciencia que ya hoy castiga severamente a nuestra economía y a nuestra población.

Costa Rica se encuentra en una zona geográfica altamente vulnerable y los impactos del cambio climático aumentarán dramáticamente en los años venideros. Los combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural son responsables del 75% del calentamiento global. Sabiendo esto, tomar una ruta que contribuiría aún más al cambio climático es irresponsable para nosotros.

El país debe invertir en las tecnologías limpias y a la altura del desafíos actuales, no en las contaminantes del siglo anterior. La era de los combustibles fósiles está llegando a su fin. Queremos construir el país del presente y del futuro, consolidar una economía basada en la energía renovable, con soluciones innovadoras y una visión moderna de la economía y del mundo.

Por estas y muchas otras razones apoyamos decididamente la prohibición de la exploración y explotación de hidrocarburos, expresada en la moratoria renovada continuamente por las últimas cinco administraciones desde hace casi dos décadas. Esta política de Estado ha sido tan acertada que debe encaminarse a convertirse en Ley de la República.

Como país y desde todos los sectores -políticos, sociales, económicos y académicos- hemos consolidado un modelo de desarrollo que debemos fortalecer hoy más que nunca. Un cambio de rumbo sería dañino y un gran error.

Nuestro mensaje hacia la opinión pública, los espacios de diálogo nacional y los tomadores de decisiones es claro: el mejor camino para la reactivación pasa por profundizar -y no atentar contra- la senda virtuosa del desarrollo económico sostenible que con tanto éxito hemos construido y transitado.

A la vez, agradecemos a todas aquellas personas visionarias que nos heredaron un país único y de avanzada con desarrollo económico, equilibrio ambiental y calidad de vida para la mayoría de los ciudadanos.

Por ellos y por nosotros, en este momento fundamental para el devenir del país, hoy reafirmamos -una vez más- nuestro compromiso de no retroceder y de seguir construyendo una Costa Rica siempre próspera.